LLENURA DEL ESPÍRITU SANTO

30.10.2016 11:20

En el conocido texto de Efesios 5:18, Pablo nos exhorta a no embriagarnos con vino, sino mas bien ser llenos del Espíritu Santo. Pero ¿qué significa eso? ¿Cómo puede un creyente ser lleno del Espíritu? ¿Cuáles son las evidencias de esa llenura?

Al tratar con este asunto es sumamente importante que recordemos que el Espíritu Santo no es una sustancia o una influencia; no se trata de un gas o un líquido o un poder, sino de una Persona, la tercera Persona de la Trinidad que viene a morar en la vida de todo creyente desde el instante mismo de la conversión.

Es importante distinguir entre la morada y la llenura del Espíritu. La morada permanente del Espíritu no es sólo para algunos pocos creyentes, sino para todos ellos. Hay un buen número de referencias en las Escrituras que apoyan esta conclusión.

Primero; El Espíritu Santo es un regalo para todos los creyentes en Jesucristo sin excepción, y no existen condiciones para tenerlo, excepto la fe en Jesucristo (Juan 7:37-39).

Segundo; el Espíritu Santo es otorgado en la salvación. Efesios 1:13 indica que el Espíritu Santo es dado en el momento de la salvación. Gálatas 3:2 también enfatiza esta misma verdad, diciendo que el sello y la residencia del Espíritu en el creyente, tuvieron lugar al momento de creer.

Tercero; el Espíritu Santo mora en los creyentes permanentemente. El Espíritu Santo es dado a los creyentes como un “primer depósito” del pago total, o una “garantía” de su futura glorificación en Cristo (2 Corintios 1:22Efesios 4:30).

Dice el apóstol Pablo en Romanos 8:9 que “si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Él”. El Espíritu Santo mora en todos los cristianos, y no viene a nosotros por parte, sino como una Persona completa. Cuando una persona viene de visita a nuestra casa no viene en pedazos. O está o no está. Y con el Espíritu es exactamente igual.

La condición  para que el Espíritu venga a morar en nosotros, es creer en Cristo y obedecer. Todos los que creen en Cristo con conforme a al Escritura disfrutan de esa bendición (En el último día, el más solemne de la fiesta, Jesús se puso de pie y exclamó:

—¡Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba!  De aquel que cree en mí, como dicela Escritura, brotarán ríos de agua viva. Con esto se refería al Espíritu que habrían de recibir más tarde los que creyeran en él. (Juan 7:37-39).

 Todos los que creen ya tienen el Espíritu.

Sin embargo, Pablo exhorta en Efecios 5:18 a ser llenos del Espíritu. El Espíritu mora en todo cristiano, pero hay que tener en cuenta que no todos los cristianos son llenos del Espíritu ni que todos los que afirman serlo o asisten a una congregación son Cristianos.

 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Lc. 13.25-27

 

¿Qué significa, entonces, ser llenos del Espíritu Santo? Muchas veces la Escritura usa la expresión “ser llenos de” para señalar la condición de alguien que está siendo controlado por algo.

Por ejemplo, en Lucas 5:26 se habla de un grupo de personas que se llenaron de temor al ver al Señor sanar a un paralítico; y en Lucas 6:11 se dice de los fariseos que se llenaron de furor contra Cristo porque sanó en el día de reposo a un hombre que tenía seca una mano.

No es lo mismo sentir miedo o ira que estar lleno de miedo o de ira. Son dos experiencias distintas. Una persona llena de miedo está controlada por el miedo, así como el que está lleno de ira ha sido controlado por la ira al punto de que puede llegar incluso a hacer locuras.

Ser lleno del Espíritu, entonces, no es otra cosa que ser controlado totalmente por el Espíritu que mora en nosotros. Noten el contraste en Efesios. 5:18: “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu”. Lo que sucede con una persona cuando se emborracha es que ha tomado tanto alcohol que su influencia lo domina. Ese hombre está bajo el efecto de la bebida.

 

Esto es en contraste con la orden de la llenura del Espíritu que encontramos en Efesios 5:18. Debemos estar tan totalmente entregados al Espíritu Santo, que Él pueda poseernos  e influya  por completo, y en ese sentido, ser llenos de Él.

Romanos 8:9 y Efesios 1:13-14 afirman que el Espíritu Santo mora dentro de cada creyente, pero también que Él puede ser contristado (Efesios 4:30) y Su actividad dentro de nosotros puede ser apagada (1 Tesalonicenses 5:19).

Cuando permitimos que esto suceda, NO EXPERIMENTAMOS LA LLENURA DEL ESPÍRITU SANTO fortaleciendo y trabajando en y a través de nosotros.

El ser lleno con el Espíritu implica darle a Él la libertad para ocupar cada parte de nuestra vida, guiándonos y controlándonos. Entonces Su poder puede ser ejercido a través de nosotros, para que lo que hagamos sea un fruto para Dios. La llenura del Espíritu no se aplica solamente a hechos externos; también se aplica a los pensamientos más íntimos y los motivos de nuestros actos. El Salmo 19:14 dice, “Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de Ti, oh, Jehová, roca mía, y redentor mío.”



El pecado es lo que nos separa de la llenura del Espíritu Santo, y la obediencia a Dios es lo que mantiene Su llenura. Aunque nuestra meta debe ser el ser llenos como se nos ordena en Efesios 5:18, no es el orar por ello lo que nos llena del Espíritu Santo. Es sólo nuestra obediencia a los mandatos de Dios lo que permite la libertad del Espíritu para trabajar dentro de nosotros. Debido a nuestra naturaleza pecaminosa, es imposible para nosotros permanecer llenos del Espíritu todo el tiempo. Por esto, debemos tratar inmediatamente con el pecado que surja en nuestras vidas, y renovar nuestro compromiso de ser llenos y guiados por el Espíritu Santo.